Su padre ya había muerto, pero a pesar de eso, Adrienne jamás podría perdonarlo por todo lo que les había hecho pasar a ella y a su familia. El dolor y el resentimiento perduraban, dejando un vacío en su corazón que parecía imposible de llenar. A pesar de la finalidad de su ausencia, las heridas que había infligido continuaban atormentándola, haciendo que el perdón fuera un concepto esquivo.
Las autoridades buscaban a Adrienne para resolver las propiedades y asuntos financieros restantes dejados por su padre. Era una tarea desalentadora, ya que cada documento y decisión le recordaba el dolor que él había causado. Con Cayden aún en prisión y Cazador rechazando reconocer su nombre de familia Jiang, Adrienne no tenía más opción que asumir la responsabilidad ella misma.