Gavin había estado caminando de un lado a otro mientras esperaban fuera de la sala de partos. Inmediatamente llamó a Lennox y Adrienne en medio de la noche para informarles que Myrtle había empezado el trabajo de parto y había roto fuente. Su ansiedad crecía con cada minuto que pasaba, y su mente estaba llena de una mezcla de emoción y preocupación por Myrtle. No podía evitar preguntarse cuánto tiempo duraría el parto y si todo saldría bien para ambos, madre e hijo.
—Cálmate, Gav. Myrtle y tu bebé están en buenas manos —aseguró Lennox a su mejor amigo mientras Adrienne miraba con impaciencia la puerta de la sala de partos.
Myrtle había sido llevada dentro hace dos horas, y aún no habían recibido ninguna noticia sobre ella y su recién nacido.
—Pero aún no es su fecha, Nox —respondió Gavin con voz temblorosa, intentando ocultar su creciente preocupación.