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A medida que se acercaba el juicio, la esperanza inquebrantable de Lennox y Adrienne demostró ser su mayor fortaleza. Se abrazaban fuerte, su amor y apoyo mantenían sus pies en la tierra en medio del caos. Adrienne visitaba a Lennox a diario, llevando a los niños siempre que era posible y compartiendo actualizaciones sobre sus vidas fuera del centro de detención. Los hermanos y amigos de Lennox también ofrecían su apoyo incondicional, presentándose en el tribunal y estando a su lado; su solidaridad un testimonio del poder de la familia y la amistad.
El juicio de Lennox Qin había llegado por fin, y el tribunal estaba repleto de espectadores ansiosos por presenciar la conclusión de este caso de alto perfil. Entre los presentes estaban Abigail, la madre de Lennox, y Adrienne, que se sentaban juntas en un rincón, con las manos entrelazadas. Rosemary también vino para mostrar su apoyo a su yerno, esperando que al final del día Lennox sería libre.