Adrienne se sentó en la cama de su habitación en la finca Zhao. La luna brillaba a través de la ventana, proyectando un suave resplandor en su rostro. Cerró los ojos, sintiendo una sensación de frustración que la inundaba. No tenía intención de alejar a Lennox más temprano, pero cada vez que miraba sus ojos, el temor de que él la atrapara la abrumaba.
Sabía que él no era nada como Alistair. Lennox nunca se impuso sobre ella y había hecho cosas que nunca pensó que alguien haría por ella. Si había algo de lo que estaba segura, era de que él la amaba incondicionalmente. Sabía que tenía que enfrentar su miedo y confiar plenamente en él.