Se deslizó fuera de la cama y Adrienne lo observó en silencio mientras se quitaba la camisa y los pantalones hasta quedar desnudo, sus movimientos gráciles y controlados. Cuando se paró frente a ella desnudo, no pudo evitar admirarlo. Su cuerpo fuerte y musculoso estaba tenso de excitación, y ella se encontraba cada vez más húmeda solo de mirarlo.
Cuando se unió a ella en la cama, Adrienne se tomó un momento para contemplarlo. Pasó sus manos sobre su pecho, admirando los músculos esculpidos que se tensaban bajo su toque. Siguió con los dedos sus abdominales definidos, cada línea y plano enviando un hormigueo a través de su cuerpo. Ella vio el deseo en sus ojos, un reflejo del suyo propio.