—¿Qué sucede? —preguntó Adrienne al notar la expresión conflictiva de Kalista—. ¿Pasaron algo por alto?
—Solo pensaba en cómo lograron drogarte, Señorita —respondió Kalista—. El Amo no estará contento cuando descubra que hemos fallado en protegerte.
—Todavía no hemos fallado —la corrigió Adrienne—. A menos que me capturaran y perdiera mi inocencia, tú y los demás aún no han fallado, y sé que incluso si tenemos que enfrentarlos cara a cara, no me abandonarás.
Kalista miró a Adrienne con vacío. Según Irina, su joven Señorita tenía su propia manera de enfrentar a sus enemigos y era difícil entender lo que estaba pensando. Sin embargo, cuando Kalista encontró los ojos de Adrienne, no pudo sentir más que curiosidad.