—¿Él, de todas las personas? Era el tritón más hermoso de su familia.
Con sus agudos ojos alzados que eran tan deliciosos e hipnotizantes como el vino rojo y violeta. Con su cabello que se esparcía detrás de él como olas y su figura esbelta pero musculosa, con su apariencia era el mejor seductor y arma en la familia Yin. Uno que traía a casa los proyectos más grandes y beneficiosos.
Este tritón soñaba si pensaba que podía enviarlo a prisión.
Por eso Yin Rentian resopló y miró a Wen Gui con desprecio y desdén evidentes antes de decir:
—Necesitas despertar viejo tritón, ¿crees que puedes enviarme a prisión? Ni de broma podrás.
Su voz estaba llena de provocaciones y desprecio. Era como si estuviera mirando a dos payasos que intentaban ser algo cuando no eran más que tontos.
Sin embargo, ni Yin Fu ni Wen Gui perdieron los estribos con él, en cambio Yin Fu sonrió antes de soltar un gemido mientras tiraba de sus labios partidos hacia arriba.