—Pfft —Mo Qiang se atragantó con el aire. Nunca esperó que el Padre Shao hiciera tal petición. ¿Una nieta gordita? ¿De dónde? ¿Acaso pensaba que podía hacer un niño por Bluetooth? Su hijo la odiaba tanto que casi la apuñaló hasta matarla y, además, cada vez que la veía, la miraba como si ella le hubiera causado un gran daño personal. Sus ojos nunca la miraban con afecto, ¿de dónde iba a sacar una nieta?
Se tragó sus quejas y simplemente sonrió educadamente al Padre Shao. ¿Tal vez la próxima esposa de Shao Hui podría traer una nieta gordita para el Padre Shao?
Menos mal que Shao Hui no pudo escuchar ni una sola cosa de lo que pasaba por la cabeza de Mo Qiang, porque si no, alguien sí que habría recibido un gran daño.