—¿Por qué querrías herirme, hermana? Después de todo el tiempo que intenté ayudarte, te ayudé a tener al amor de tu vida bajo tu control, te ayudé a engañar a Azura durante tanto tiempo, ¿cómo podrías pensar en herirme? ¿Hmm? —preguntó Azrael, sus ojos negros como el azabache mirando a Arizona como si miraran directamente dentro de su alma, succionando la vida de ella lentamente mientras Arizona comenzaba a sentirse peor.
—¿Cómo podrías pensar que realmente serías capaz de herirme? —soltó Azrael con desdén antes de suspirar y caminar hacia su hermana mayor, agarrando el puñal que Arizona quería usar para herirla.
—Es real, —susurró Azrael, mirando a Arizona impotente.
—Ahora, ¿deberíamos saber por qué pensaste que te apuñalé por la espalda? —Azrael miró a su hermana, que apretó los dientes.
