—Hey, ¿podemos hablar? —Elliana se acercó a Dexter, que estaba sentado al borde del acantilado con las piernas colgando mientras bebía lo que parecía ser una cerveza fría.
—No me arruines el humor y piérdete —Dexter tomó otro sorbo de cerveza—. Elliana sonrió tristemente.
—Supongo que mi presencia no es lo que necesitas en este momento, pero aún así me gustaría quedarme. No digas nada, solo quédate juntos —Elliana susurró antes de sentarse detrás de él con la espalda tocando la de él mientras dejaba que sus emociones tomaran el control lentamente.