—¿Por qué actúas tan sorprendido? No es como si no te hubiera dicho la verdad —dijo Elliana a Vincenzo, sus ojos mostraban un extraño tipo de furia que hizo a Vincenzo dudar si ella era la misma Gloria a la que estaba acostumbrado.
¿Era esta la verdadera naturaleza de ser una bruja oscura? ¿Era por eso que las brujas oscuras eran tan odiadas? ¿Corría la maldad en sus venas? Muchos pensamientos surgieron en su cabeza.
Vincenzo miró a la chica, cuya mirada estaba fijada en los vampiros que tenían una extraña expresión arrogante en sus rostros mientras se paraban detrás del príncipe real.
Elliana soltó una risita. ¿En verdad pensaban esos vampiros que nadie les haría nada si el príncipe real estaba presente allí?
Qué ingenuos.
Miró a Sasha, cuya mirada estaba llena de preguntas, pero la dama sabía que no debía hacerlas cuando su jefa casi escupía fuego a través de sus ojos. La mirada de Elliana era demasiado predadora en ese momento.
—¿Dónde está Glow? —preguntó Elliana.