—De hecho, tengo una relación con ella. Una relación de alguien que estuvo locamente enamorado de ella desde el día que la tomó en sus manos. La relación de ser su primero en todo —dijo Natanael con una sonrisa triste.
—La relación de ser quien observó su primera sonrisa, escuchó su primera risa, sopló sobre su primera herida cuando se cayó intentando caminar —Natanael se volteó.
—La relación de ser su primer amigo, su primer llanto, quien la protegió todos esos años y lamentó estar lejos de ella cuando más lo necesitaba. La relación de ser un amante desesperado que quería volverse fuerte por ella y tener una vida matrimonial con ella, pero ya no puede porque ella se casó antes de que él pudiera hacer una jugada. La relación de sangre compartida, miserias y lágrimas —susurró Natanael, dejando caer la mayor pista que podía, respondiendo a la pregunta de Sebastián a su manera retorcida.