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*****Contenido para adultos R-18*****
—¿P... plato principal? —Elliana tartamudeó, y su mirada delataba lo nerviosa que estaba solo por el nombre de eso.
—Sí, mi cara, el plato principal. Te di suficiente tiempo, ¿no es así? Hice mis intenciones contigo muy claras, hace ya mucho tiempo. ¿Recuerdas? Incluso te advertí que te fortalecieras para que pudieras soportar a la bestia dentro de mí —Sebastián susurró, desplazando su dedo desde su cuello hasta el medio de su pecho y su abdomen, deteniéndose justo encima de su feminidad y dándole pequeños toques.
Ella mordió su labio inferior, y la mirada de Sebastián se desvió inmediatamente hacia sus labios, oscureciéndose nuevamente.
—Pero... ¿no dijiste que primero me entrenarías? —Elliana se sonrojó con la palabra entrenamiento.
Sebastián emitió un murmullo con una sonrisa astuta. Él sabía lo que estaba intentando hacer, pero él no iba a dejarla ir esa noche.