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—Acuéstate temprano, Princesa. Tengo algo de trabajo que hacer. Sé una buena chica —Sebastián agarró su mano y la atrajo hacia él antes de inclinarse y besarle la sien.
—¿Salirás a algún lugar? —preguntó Elliana, queriendo dormirse en sus brazos mientras colocaba su mano en su pecho debido a su proximidad.
Sebastián le sujetó la barbilla y le inclinó la cabeza suavemente, frotando su labio inferior con su pulgar de manera sugerente antes de detenerse y sonreír.
—Estaré en mi oficina —le dijo Sebastián antes de alborotar su cabello suavemente y darse la vuelta para ir a su oficina.
Se detuvo en sus pasos antes de girar medio cuerpo hacia la Señorita Zoya.
—Recuerda darle leche caliente con cúrcuma antes de que se duerma. Está demasiado débil —dijo Sebastián con un significado oculto mientras Elliana, recordando su comentario sobre cómo ella no tenía suficiente resistencia para poder aguantarlo, se sonrojaba de rojo escarlata.
Esta noche hizo claras sus intenciones.
