—Has estado muy callada desde hace un rato —comentó Sebastián, sin mirarla, y Elliana murmuró en respuesta.
Más que responderle, ella colocó su mano en su muñeca agarrándola como un niño pequeño toma la mano de su guardián.
Sebastián miró su mano antes de dirigirle la mirada, su corazón se hinchó por la chica que parecía tan perdida. Estaba sumida en sus pensamientos.
¿Fue por lo que le dijo?
¿O fue por lo que no hizo?
Su comportamiento hoy fue bastante confuso y complicado comparado con cómo se comporta usualmente. Primero, lo abrazó como si no lo hubiera visto en mucho tiempo, luego le dijo que estaba haciendo esos venenos para matar vampiros y ahora estaba tan callada.
De hecho, indicó que algo le sucedió en la Universidad.
¿Qué podría ser? ¿Fueron los chicos que le dijeron algo? ¿O sus amigas la molestaron de nuevo por sus sentimientos hacia él?
—Si no vas a hablar de ello, deberías dejar de pensar en eso —empezó Sebastián.