—Tengo que discutir algo relacionado con la política vampírica con mis hermanos y abuelo. ¿Estarás bien tú sola? —Sebastián le sostuvo la mandíbula después de que cenaron, y todos se ocuparon con sus propios asuntos.
Elliana miró a su alrededor, sintiéndose un poco incómoda, antes de asentir.
Todos sus defensores en esta familia iban a estar ocupados con algún trabajo u otro. La Abuela y Mamá Freya ya habían ido a su habitación a dormir, y todos los hermanos se dirigían a la reunión. La Señorita Zoya se había ido antes al palacio ya que Sebastián y Elliana pasarían la noche en el palacio real.
—¿Debería ir también a nuestra habitación asignada? —preguntó Elliana, y Sebastián la miró pensativo antes de asentir.
—Si quieres, puedes. ¿Te llevo? —preguntó él, y ella negó con la cabeza.
—Encontraré el camino. Por favor, no tardes y... —ella se sonrojó hasta ponerse escarlata.