—Hola —contestó Elliana la llamada que recibió en medio de la clase mientras salía de la misma tras obtener el permiso del profesor.
—Hola, cariño. Qué linda voz estoy escuchando —escuchó una voz desconocida y entrecerró los ojos.
Ella miró la identificación de llamada. Era un número desconocido.
—¿Quién es usted? —Ella caminó más lejos de su clase, no queriendo ser vista merodeando los pasillos en medio de la clase por un decano que definitivamente la amenazaría con algunos puntos negativos.
—¿Realmente importa?
—Usted me ha llamado, y definitivamente no he escuchado su voz, así que creo que importa quién es usted. Si es algún psicópata raro que encuentra placer en irritar a la gente llamando a números aleatorios, no me interesan sus enfermos juegos —Elliana estaba a punto de colgar la llamada cuando escuchó su voz de nuevo.