Fue difícil actuar con normalidad cuando todo en lo que pensaba era cómo decirle la verdad a Dexter.
La verdad acerca de lo que estaba haciendo con los lobos tan tarde en la noche, por qué necesitaba que él se escabullera e fuera al bosque, qué estaban haciendo los vampiros reales allí y por qué necesitaba ocultar su identidad.
Elliana miró a su alrededor mientras caminaba dentro de la Universidad, sintiéndose nerviosa.
Sabía que Dexter la creería y la apoyaría en cualquier locura que fuera, pero la parte asustada de ella, la niña dentro de ella que había perdido todos sus amigos uno por uno desde la infancia, se sentía asustada.
Elliana se giró y notó que, a diferencia de siempre, el coche que la había dejado allí aún estaba parado, como si esperara que ella entrara a la Universidad.
Su sospecha era acertada. El señor Marino se había vuelto muy sospechoso de ella. Elliana suspiró.
—Hola —alguien le dijo desde su izquierda, y ella casi saltó en su lugar.
