—Hmm, está bien —Elliana estaba a punto de cerrar las ventanas cuando Sebastián puso su mano sobre la de ella, la cual ella retiró inmediatamente, haciendo que él mirara su mano que ella apretó a su lado.
—¿Estás bien? —preguntó Sebastián, y Elliana asintió suavemente.
—Sí. No tienes que preocuparte por eso. No voy a morir antes de que obtengas el trono —dijo Elliana e intentó cerrar la ventana de nuevo, pero la mano de Sebastián la detuvo.
—¿Cómo te lastimaste?
—Me caí de camino de regreso y perdí el camino —suspiró Elliana, su mirada se desvió hacia su mano que sostenía las ventanas como si quisiera romperlas.
—¿Hay algo más? —preguntó Elliana.
—Sí. El barco no zarpará debido al mal tiempo. Por lo que escuché, regresaremos a casa después de esto —dijo Sebastián, y Elliana asintió.