—Aaaaaa.
—AaAaaaaAa.
—AaaAaaaaAhhaaa.
—Querrás conocerme. Es obvio. ¿Quién soy? ¿No me conoces? Intenta recordar tu historia más oscura. AaaAaaaaa.
—Mmmphhh —Elliana frunció el ceño, molesta, con la extraña canción mientras empezaba a despertarse de su profundo letargo. —Basta ya —murmuró mientras intentaba dormir.
—Quieres llamarme, cantarme una canción. ¿Quién eres tú?, trata de reconocer. Annnaaa —oyó la misma voz otra vez, y su garganta se sintió atorada.
Era como si alguien la estuviera ahogando. El dolor se trasladó momentáneamente a su abdomen antes de moverse rápida y súbitamente hacia su cabeza, haciéndola jadear de dolor mientras abría los ojos de par en par y se sentaba derecha.
¿Qué demonios era todo eso? Se tragó la saliva y tomó profundas y tranquilizadoras respiraciones, colocando su mano en su cabeza.
Definitivamente no tenía fiebre. La temperatura de la habitación está casi a 20°C.