—No quiero —dijo Elliana.
—¿Qué dijiste? ¿Puedes repetirlo? —Sebastián se inclinó sobre ella, y Dexter frunció el ceño al ver a este prepotente guardaespaldas de la chica.
Si se atrevía a alzarle la voz a Elliana, no dudaría en arrojarle algunos puñetazos. Dexter lo observó detenidamente.
—Señor Tian, baile conmigo —Elliana sonrió, y al ver su sonrisa tan despreocupada, Sebastián suspiró y reprimió el impulso de pellizcarse el puente de la nariz.
—No puedo bailar contigo, princesa. Eso no forma parte de mi trabajo —Sebastián intentó mantener su fachada de ser un buen guardaespaldas.
—Tu parte del trabajo es cuidarme. Si te digo que bailes conmigo, entonces baila. Tienes la obligación de acatar mis órdenes. Ahora sé un buen chico —Elliana agarró los cuellos de la camisa de Sebastián, sus ojos se tornaron agudos y la respiración de Lucas se entrecortó.
¿Cómo le llamó? ¿Chico bueno? Esto no está bien.