Mientras tanto, Sebastián entró al palacio con su abuelo y sus primos.
—¿Solo tú? Y yo que pensaba que tu esposa estaría presente en la puerta con un ramo de bienvenida para nosotros. Quiero decir, es la primera vez que venimos aquí en su presencia —dijo la hermana del primo mayor de Sebastián con su voz suave pero sarcástica.
—Esas cosas se preparan cuando vienes anunciado. ¿Hablas de modales cuando ni siquiera tuviste la decencia de llamar antes y avisarme de tu llegada? Por suerte estaba en el palacio y no fuera por trabajo —Sebastián sonrió con ironía, fijando su mirada en su abuelo que tosió incómodo.
Cuando insultaba a su hermana, Sebastián se aseguraba de transmitir el mensaje a todos de que venir a su palacio sin avisar era bastante sucio por su parte cuando su esposa es humana.