Capítulo-102
—No vayas allí, princesa —Sebastián pellizcó el espacio entre sus cejas cuando Elliana rió y empezó a correr hacia el bosque.
—¡Princesa! ¡Rayos, maldición! —Sebastián gruñó.
Seriamente sentía que no estaba manejando a una mujer adulta sino a una niña que no estaba siendo ella misma y estaba siendo traviesa.
—Ups —Elliana se resbaló en la tierra mojada y cayó cerca del jardín de rosas.
Ella miró al príncipe en shock con sus grandes ojos abiertos.
—No pienses ni por un momento que te voy a levantar en esas condiciones sucias —dijo Sebastián, y Elliana hizo un puchero antes de extender sus manos.
—Señor Marino —Elliana parpadeó inocentemente.
—Señor Marino —Elliana agitó sus piernas.
—¡Dije que no te voy a levantar! —Sebastián gruñó antes de caminar hacia ella con grandes zancadas y tomarle la mano, levantándola con un tirón.
—Esta niña traviesa seguramente está pidiendo un castigo —Sebastián la miró mientras la alejaba de las espinas, y ella simplemente sonrió.