Escarlata miró la hora y luego frunció el ceño, era temprano, faltaba más de una hora para la hora programada de llegada. Aún quedaban algunos arreglos por hacer.
—¿Por qué llegan temprano? —preguntó en voz alta.
Sus ojos estaban clavados en el cielo justo como los de Elroy, el escudo que impedía que las naves espaciales aterrizaran era transparente, por lo que las naves espaciales eran visibles como si fuera de día. Parecía como si simplemente estuvieran flotando en el cielo azul.
—Estás recibiendo una llamada de Adler Su, director del departamento de defensa —la IA de su pulsera la alertó a través del audífono—. ¿Quieres recibirla?
—Sí —respondió.
—Hola hermana... quiero decir, gobernadora, las naves espaciales que transportan a los nuevos inmigrantes han llegado antes de lo previsto. Estamos confirmando sus identidades ahora mismo. ¿Deberíamos bajar el escudo después de la confirmación?
—Sí, haz eso —respondió.