—La deidad de la muerte estaba cumpliendo con su deber, aceptando nuevas almas y enviándolas en su último viaje antes de la reencarnación. Como siempre, tenía que confirmar la identidad del humano para que no se enviara a la persona equivocada antes de su tiempo.
—Uno de los guardianes se acercó y susurró:
—Se han encontrado indicios de Escarlata.
—Se giró hacia el guardián e ignoró temporalmente al alma que esperaba ser atendida. Incluso cerró temporalmente el libro de los muertos y se levantó. Si fuera necesario, él mismo iría en persona a traerla de vuelta.
—¿Dónde? —preguntó.
—Un pequeño mundo olvidado llamado Nolly, alguien exterminó a todos los demonios, borrándolos de la existencia por completo.
—La deidad anciana abrió su libro y las páginas giraban por sí solas en busca del mundo llamado Nolly. Se detuvieron y un mundo se reveló. En el libro, imágenes del mundo se movían, mostrándole cómo se veía en ese momento y cómo era en el pasado.