Escarlata se deslizó en el asiento junto a Esong mientras los ojos de Esong divagaban por el comedor. Como todos ya estaban reunidos allí para una comida, ella supuso que él la estaba buscando.
Había una broma recurrente entre ella y Fey de que Esong no podía vivir sin ella. Escarlata a menudo se reía de eso, pero tenía la sensación de que no era una broma. Sus ojos siempre la buscaban en cada habitación. Justo como ahora, supuso ella.
—¿Me buscas a mí? —le susurró al oído.
Él giró la cabeza y sonrió, junto con un asentir honesto de su cabeza. No hizo ningún movimiento para negarlo en absoluto.
—¡Vaya! No eres nada sutil —le golpeó en el brazo, suavemente.
En el fondo, en realidad le encantaba y le calentaba el corazón que él la amara tanto.
—Le doy treinta minutos a esta comida y luego tú y yo nos largaremos de aquí para tener un día personal —le susurró ella.
—¿Sin trabajo? —preguntó ella.
—Sin trabajo —respondió él de manera definitiva.
—¿No estás ocupado? —preguntó ella.