—Entonces, ¡eso es lo que se llama, alma alta! —pensó. Se preguntaba quién se le habría ocurrido el nombre y por qué lo llamaron así.
—Tam, aléjate de esa cosa. No solo es cara, sino que también es adictiva y te pondrá en contra de los segadores y las deidades, lo más importante —Caramelo le ofreció un consejo a Escarlata, sin que ella lo pidiera.
No le había dicho al súcubo que era una segadora. La mujer pensaba que ella era sólo otra criatura del inframundo con más privilegios y riqueza.
—¿Qué sabes tú al respecto? —Escarlata le preguntó.
Caramelo sacudió la cabeza. Había miedo real en sus ojos y dijo —De verdad, Tam, aléjate de esa cosa.
Escarlata enfrentó a Caramelo con ojos fríos y dijo —Solo necesito saber cómo se está vendiendo y quién lo está vendiendo. Te pago por información, Caramelo, y es lo que espero. Así que, dime todo lo que sabes sobre el alma alta.