Ella estaba aún más agitada por la manera despreocupada en que su hermano estaba reaccionando. ¿No veía las marcas en el cuello de Justin? Había estado ausente por tres días y ya su hijo estaba siendo acosado. Quizás necesitaba volver a casa y encargarse de esto personalmente.
Beord suspiró.
—¡Has suspirado! —exclamó Escarlata—. ¡Has suspirado! ¿Acabo de oírte suspirar? —preguntó en voz alta.
—Sí, estoy suspirando, arréstenme si quieren. Pero, suspiro porque estás exagerando, Escarlata. Ni siquiera me estás dando la oportunidad de responder y solo me estás gritando. Si eso es todo lo que vas a hacer, entonces durante el resto de esta llamada, podría igual cerrar la boca y dejarte hablar.
Él elevó la voz hacia ella y la sobresaltó. Era raro verlo enojado, y mucho menos alzando la voz a alguien. Parecía que ella lo había irritado con éxito.