La emperatriz suspiró cansada. Obviamente tenía un objetivo en mente que había esperado lograr, pero Escarlata no tenía idea de cómo estaba relacionado con ellos.
—¿Esperabas comprar los nuevos derechos minerales de los minerales raros de ellos? —le preguntó Esong.
Ella asintió. —Realmente pensé que conocer a Escarlata los emocionaría y luego yo podría entrar y cerrar el trato. Mira a todos los otros nobles en la sala muriendo por olerla.
Escarlata hizo una mueca porque definitivamente no quería que ningún noble la oliera. Eso era simplemente demasiado extraño, no, espeluznante, pensó.
—No me refiero a oler literalmente querida, no tienes que poner esa cara —le dijo la emperatriz.
La sonrisa de Escarlata volvió, una menos sincera esta vez ya que se estaba forzando a sonreír.
—Vale, quizás no sonrías —le dijo la emperatriz.