—Entonces, ¿nos está amenazando o chantajeando? —preguntó Carnelia a Litia.
—Un poco de ambas —contestó Litia.
Se sacó una jarra de vino, dos copas y un tazón para Rubí.
—Bueno, bebamos mientras esperamos a que él aparezca. La noticia del pequeño viaje de Tridon debió haber llegado a sus oídos ya y estará impaciente por volver —Litia hablaba de la antigua deidad. Las noticias en sus reinos viajaban más rápido que el viento.
—¿Entonces cuál de nosotras le va a contar sobre la petición o amenaza de Escarlata? —preguntó Carnelia a Litia.
Ambas deidades miraron a Rubí y sonrieron astutamente.
—Muchas gracias por ofrecerte voluntariamente —le dijo Carnelia al sabueso.
En la Estrella Azul, tal como dijo Flan, gracias principalmente a Tridon, un verdadero caos la esperaba. Esa maldita deidad había inundado toda la ciudad de jubilados que había planeado llamar Florida.