Lanta la buscadora, continuó con su misión de encontrar respuestas para la diosa del fuego y la llevó miles de millas lejos de las ciudades pobladas de la Estrella Azul.
Habían pasado días interrogando a un troll tras otro en búsqueda del que el hada del bosque había dicho que podría haber oído la conversación entre Nyx y el dios de la sabiduría.
El problema con los trolls era que siempre estaban en movimiento. No querían vivir cerca de los humanos y preferían montañas profundas.
Tan pronto como Escarlata empezó a desarrollar esa Ciudad Azul al lado del bosque, el troll que habitaba la montaña donde se había construido su castillo recogió y se mudó. ¿A dónde?, Lanta ni siquiera podía empezar a adivinar.
Todo lo que tenía era una vaga descripción del hada del bosque y el nombre Borla.
La descripción ni siquiera era útil porque todos los trolls se veían igual. Solamente diferían en tamaño.