En el mundo exterior, pasaron dos días más y Escarlata todavía no salía de su sala de entrenamiento.
Algunos miembros de la familia empezaron a preocuparse porque ya casi completaba una semana entera y este era el período más largo que había pasado encerrada allí. Cada hora más o menos, alguien pasaba por la sala de entrenamiento y simplemente rondaba alrededor.
Era alrededor del mediodía y Dorian había vuelto a casa para comer con su esposa. Ambos comieron sándwiches sencillos frente a la sala de entrenamiento.
—¿Cuánto tiempo crees que seguirá encerrada allí? —le preguntó ella.
Dorian negó con la cabeza ya que no tenía idea. Escarlata ya no era predecible, lo que resultaba preocupante.
—Si no sale pronto, Justin va a empezar a hacer berrinches. Gregor me dijo que se negó a desayunar hoy porque no fue preparado por su madre. Cumplirá cinco años en dos semanas, no debería estar ya tan apegado a ella.