Frunció los labios, extremadamente descontenta porque él la estaba burlando con su voz, sus ojos y su tono. ¿Era divertido reírse de alguien más estúpida que él?
—¡Oye! —le gritó—. Sé muchas cosas que tú no sabes.
Esong soltó una carcajada de nuevo porque, por alguna razón, su infantilismo al gritarle le resultó adorable.
—Si te ríes otra vez, no volverás a probar nunca mi comida —lo amenazó.