—Woah, woah, woah, desaceleren un poco, estamos yendo demasiado rápido —dijo ella.
Todas las miradas presentes se dirigieron hacia Escarlata y la observaron con curiosidad. Para ellos, esta era la única solución lógica por ahora. ¿Por qué se oponía tan vehementemente?
—Pareces tener una opinión diferente, gobernadora, ¿por qué? —le preguntó el Decano Mickey.
—Porque no vamos a entrar en esto a ciegas... —comenzó a explicar.
El Profesor Elrich interrumpió abruptamente.
—Sin ofender, pero usted es la gobernadora de la Estrella Azul y no una profesional médica. Respetamos su autoridad como gobernadora, pero las decisiones médicas que afectan al imperio son algo serio.
La política no tiene cabida en este asunto. Si le preocupa cómo se verá, puedo asegurarle que esto no la hará lucir inadecuada ante los ojos de su pueblo .
Escarlata se acercó más a la mesa y miró en dirección al profesor Elrich. Sabía que probablemente no era el único doctor en la sala con esa opinión.