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Escarlata no sabía si un grupo de personas podía quedarse en silencio incómodo de golpe, pero eso fue exactamente lo que sucedió después de que Emory habló.
—¿Desde cuándo los consideraba a todos como una familia? —He querido preguntarte querida Escarlata —añadió Emory—, ¿por qué las flores que llevan al castillo no combinan? También están tan cerca del suelo.
—Quiero desenterrarlas y replantarlas —sonrió a Escarlata, mirándola con una mirada afectuosa.
Escarlata sintió escalofríos... Ser mirada afectuosamente por Emory de alguna manera le hacía sentir la piel de gallina.
—Con tu permiso, por supuesto —añadió Emory.
Todo el mundo miró a Escarlata, atravesándola con sus miradas que llevaban una miríada de emociones.
Algunos se preguntaban si este era el momento aleluya cuando Escarlata decidiría abrazar el perdón y seguirle la corriente a Emory.