La rastreó en Nordem, donde estaba cosechando almas en una ciudad diferente a la que habían ido ayer. Como no había estado con ella desde el picnic, no tenía idea de por qué se había mudado ni por qué esa tonta banshee rondaba a su alrededor.
—Hermana, este es el lugar, ¿verdad? —oyó decir a la banshee.
—No, ninguna de las almas a las que he preguntado ha visto el artefacto —ella le respondió.