Tres deidades estaban sosteniendo lo que consideraban una reunión urgente en el inframundo. Estaban reuniéndose en el palacio del señor de la muerte por un asunto que los concernía a todos.
El único asunto que últimamente los concernía a todos era Escarlata, por supuesto, la segadora embarazada.
—Las invitaciones al mundo pequeño están fuera —la antigua deidad fue la primera en hablar.
—Ya era hora —respondió Carnelia.
—Sí, es esa época —estuvo de acuerdo Litia con Carnelia.
La antigua deidad soltó una esfera dorada similar a un huevo en el aire. Tenía intrincados patrones de olas en ella.
—Es el turno del dios del agua —dijo.
Carnelia plegó sus labios y puso una cara de asco.
—Tridon, detesto a Tridon —dijo.
Él era el dios de los mares y océanos, todo el agua mientras que ella era la diosa del fuego, por supuesto que no se mezclaban. No podía soportarla tanto como ella no podía soportarlo a él.