El primer lanzamiento, realizado con toda su fuerza, no derribó ni un solo pin. Pasó por encima de los pines y golpeó las máquinas de atrás.
—Miau —dijo Escarlata.
Siseo, un sonido que hizo su madre.
—Cállate —Mega agregó.
—Madre, no te enojes, estoy dispuesta a enseñarte —Escarlata se acercó a su madre que parecía muy renuente a ser ayudada.
Agarró una bola y la soltó suavemente. Rodó por la pista y derribó todos los bolos como fichas de dominó.
—Ves madre, no necesitas ser tan brusca, deja que venga a ti —Escarlata habló suavemente como si estuviera educando a un niño.
—Ya lo tengo —Mega declaró.
Imitando la postura de Escarlata, hizo exactamente lo que su hija había hecho. Y habría funcionado si no hubiera usado demasiada fuerza. Era como si estuviera tratando de matar a los pines.
—Tal vez deberíamos probar el modo difícil, en esa sección puedes lanzar las bolas tan fuerte como quieras porque los pines no están en línea recta —Escarlata sugirió.