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En el momento deseado, Escarlata terminó su transmisión, preparó alimentos para repartir a los ganadores de la lotería, alimentó a Justin y lo acostó para su siesta de la tarde y luego se preparó para la cita madre-hija.
Las tres se encontraron abajo en el vestíbulo, una criada que trabajaba para su madre las acompañó junto con Ilia.
Su padre también había venido, ya fuera para acompañarlas o simplemente para asegurarse de que Mega no se echara atrás, Escarlata no estaba segura.
—Trae a mi esposa sana y salva a casa —le dijo a Escarlata.
—Sí, señor Su —respondió Escarlata sonoramente.
—Vale, vamos a enseñar a unos niños a jugar a los bolos como profesionales —Mega estiró los brazos y luego se tronó los nudillos.
—No, no, ya te dije, Ilia mi pequeña y preciosa niña se queda conmigo —Dorian insistió.
Tomó a Ilia, que estaba chupándose el pulgar, de la criada.
Mientras abrazaba a su hija y tarareaba una canción para ella, Ilia reía y aplaudía.