Era completamente natural que Escarlata se riera de la equivocada suposición de la Dama Gayle de que un perro real estaba involucrado en la elaboración de los corn dogs. —Oh, no, yo no uso carne de perro, el perro es, eh... Intentaba encontrar la explicación más plausible de por qué se llamaba así al corn dog, pero su mente estaba en blanco, así que optó por mentir. —Solo quería nombrar algo en honor a mi perro así que les puse ese nombre a estas salchichas. Cogió una salchicha cruda que era más larga que las que se vendían usualmente en la Estrella Azul. Aquellas eran más gruesas y cortas. —Así que, eh, sí. Terminó de explicar nerviosamente. —
En su mente, Escarlata se preguntaba si había tenido algún sentido para la Dama Gayle, porque a sus propios oídos sonaba como una tontería. —
—Oh, debes amar mucho a tu perro para nombrar una comida en su honor. —dijo la Dama Gayle. —