Mientras accedía al foro, no olvidó emitir una advertencia a Severo. —No aparezcas de la nada la próxima vez, estamos en el mundo humano, no en el inframundo.
—Siempre verifico y aparezco cuando no está mirando o cuando está dormido —respondió Severo con un poco de arrogancia.
No era un sabueso descuidado ni estúpido, sabía lo que no debía hacer. Y tenía mucho cuidado con ese esposo humano de ella cuyos ojos siempre lo miraban profundamente como si pudieran ver a través de él. Algo de ese hombre lo hacía sentir muy inquieto.
—Es una misión para encontrar y devolver un artefacto perdido de uno de los dioses que está causando grandes conflictos en otro mundo. ¿Por qué dice solo segadores guardianes? —preguntó ella.