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Mientras Dorian calmaba a su enérgica esposa, Esong cargó a su madre llorosa en sus hombros y la sacó del castillo tan rápido como pudo y la llevó inmediatamente al hospital.
Los Su permanecieron en el castillo, dirigiéndose al solárium de Escarlata donde procedieron a sentarse y reírse de las escenas de la paliza que Emory acababa de recibir.
Jadeando por la risa, Elroy dijo:
—Ella nunca olvidará esto en su vida. No creo que nadie jamás haya golpeado antes a esa mujer tan altanera.
Aún enérgica por la pelea, Mega rodeaba un sofá en la habitación boxeando el aire como si quisiera continuar golpeando algo. —¡Hija de puta! —dijo las palabras desagradables en voz baja, incrédula y enojada.
—Aaah, deberíamos haberla agarrado, ponerle una bolsa en la cabeza y luego darle una paliza con un palo —dijo Escarlata con arrepentimiento. Sin embargo, ella no permitiría que la pierna herida de Emory se curara tan rápidamente, se aseguraría de mantenerla así por un buen tiempo.