—Ja-ja-ja —se rió Esong con sarcasmo, y luego sonrió con malicia. Golpeó su pecho y le preguntó—. ¿Crees que tengo miedo de enfrentarme a ti?
—Yo soy la reina de la comida —declaró ella con confianza.
—Lo que me convierte en el rey de la comida por defecto —dijo él.
—Oooh —dijo ella con voz más grave—, buen punto, te concedo ese.
Él movió los ingredientes que ella había colocado en la pequeña encimera lentamente, levantando algunas de las especias hasta su nariz y oliéndolas—. Vamos, enciende tus drones y hagámoslo, tres dos uno, luces, cámara, acción y el chef Esong te enseñará una o dos cosas. El ganador estará encima esta noche.
Una pequeña risa escapó de su boca mientras su mente procesaba la recompensa del ganador. ¿No era esta una situación en la que ambos ganaban? ¿Dónde estaba el castigo para el perdedor si el castigo era un placer delicioso?
—El ganador también obtiene puntos para presumir —añadió.