Después de la cena, aquellos que quisieron quedarse atrás y se dedicaron a jugar un par de juegos y a cantar en karaoke.
Escarlata y Esong dejaron la mesa después de que él le susurrara algo a Adler quien se hizo cargo de Justin inmediatamente.
Bajo la mirada abrasadora de un enojado Emory, él la llevó hacia afuera, sujetando su mano con fuerza por si acaso ella intentaba huir.
—¿Estamos escapando de algo? —preguntó ella, entre risas.
Él miró hacia atrás y le dijo con una sonrisa en su rostro:
—Sí y no, quiero darte tu regalo de Navidad.
—Oh, y yo no te conseguí nada —bromeó ella.
Él la estaba guiando hacia el elevador privado que llevaba al techo del castillo.
—No tengas miedo, no muerdo —rió él cuando notó el ligero ceño en su cara que había causado una arruga en su nariz.
—Si te atreves a morderme, te morderé de vuelta, y eso es una promesa —dijo ella en serio.