Era obvio para ella dónde yacía su corazón, estaba con Amara. Desde que ella aterrizó en la estrella azul, él había pasado apenas más tiempo con Arya. Lo que él estaba sintiendo, en su opinión, era culpa por haber levantado falsas esperanzas en Arya quizás.
—¿Le pediste a Arya una cita? —preguntó.
—No —respondió él con calma.
—¿Hablaste con ella sobre algún plan futuro que involucre a ambos juntos?
—No.
—¿Le dijiste que estabas interesado en una relación con ella?
—No.
—¿Le hiciste alguna promesa?
—No.
—¿La amas?
—No —respondió él de inmediato. Luego la miró y arrugó la nariz mientras pensaba—. No creo que sí, de todos modos. Quiero decir, me es agradable y encuentro que es fácil hablar con ella, pero ella no hace que mi corazón se acelere como lo hace Amara. Creo que ambos encontramos amistad y compañía el uno en el otro.