Era Esong —se explicaba a sí misma—, su influencia negativa había llegado a ella, era la única explicación para esta locura. Se dio unas palmaditas en la cara, pequeños y tenues golpecitos que no alarmarían a nadie, pero parecían ser los de alguien que intentaba despertarse. Aún así, los camarógrafos y Blad la miraban con preguntas en sus ojos.
—¿Estás bien, gobernadora? —le preguntó Blad suavemente, con un tono preocupado y la miró de la manera en que Cecily a menudo miraba a Justin cuando se caía o le mostraba sus dedos apenas raspados después de una sesión de entrenamiento con Lora.
—Estoy bien, los crepes están listos —recordó los pancakes que Mina hacía y también los sacó. En una bandeja apiló pancakes y en otra crepes, y dio la bienvenida a los visitantes para que tomaran algunos.
—Sin comer —les dijo el señor Rodney a sus empleados—. Pueden guardarlos para después, estamos aquí para trabajar.