La rapidez con la que el mecha de Esong los llevó al barranco fue apreciada por Escarlata. No estaba lento, tambaleante o viejo e incómodo como el mecha de su hermano. Como podía volar no necesitaba soportar ser sacudida de arriba a abajo mientras se movía, así que no hubo náuseas o malestar en este viaje.
Escarlata, Esong y Tion estaban todos cubiertos con sus armaduras y en sus manos, llevaban sus armas. Cada uno llevaba una cápsula de almacenamiento para arrojar a los animales dentro tan pronto como se encontraran con ellos. Guiando el camino estaba Severo, de quien Escarlata aseguraba que Esong era el mejor cazador entre todos. Pero confiando más en su fuerza mental, Esong la usó para escanear su entorno, listo para cortar cualquier cosa que se moviera o pareciera sospechosa.