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Victoriosa, Escarlata se desconectó del mundo virtual y regresó a la realidad. En el minuto en que se quitó el casco, saltó y celebró victoriosa, incluso dio dos volteretas para festejar.
—Sí, sí, sí —continuaba canturreando. Salió corriendo de la habitación y al ver a su hermano Beord gritó de felicidad y se lanzó a sus brazos.
—Gané —gritó—. Hermano mayor, gané.
—Lo vi —respondió él y la subió sobre sus hombros como Adler y él solían hacer cuando ella era una niña—. Creí en ti desde el principio —declaró con entusiasmo.