Primero hubo un momento de silencio atónito y luego siguió un fuerte aplauso. Muchos de los espectadores, incluidos ciudadanos de la estrella azul ellos mismos, habían dudado de la posibilidad de que Escarlata ganara esta pelea. Primero porque era nueva en las peleas y en segundo lugar porque había desafiado a alguien que había vencido a muchos otros para ocupar el lugar número ochenta. Aún no había sido declarada ganadora, pero todos vibraban enérgicamente con emoción.
Mega Su escuchó los gritos de alegría de su esposo y levantó la mirada. —¡Por amor de Dios, ganó, mi hija ganó! exclamó ella.
—¡Oye! —gritó a su esposo—. ¿Por qué no me dijiste que estaba ganando?
—Estaba disfrutando de la pelea —respondió su esposo—. ¿Por qué no confiabas en ella?