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Los cuatro discutían y solo pararon después de que la cena terminó. Esta vez le tocaba a Anna hacer guardia.
—Solo tienes que mantenerte despierta hasta el amanecer. Yo me levantaré para esa hora —Lucía calculó el tiempo en su mente.
—¿Estás segura de querer levantarte tan temprano? —Anna arqueó las cejas.
—Está bien —Lucía movió la mano—. Después de Marcos, me tocará vigilar otra vez, así que tendría suficiente tiempo para descansar mañana por la noche.
Su rotación era fija. De Marcos, Lucía, Dylan y finalmente Anna. Como la fuerza física de Anna era la más débil, los demás estaban un poco preocupados.
Bueno, en realidad no tenían que preocuparse tanto.
Anna todavía tiene la pistola.
Además, había mucha munición en su espacio que no había utilizado en mucho tiempo. Mientras mantuviera su distancia de los oponentes, no podrían hacerle nada.
—Está bien, entonces. Ve a dormir ahora para que puedas despertar temprano —dijo Anna.
—Está bien —respondió Lucía.